Dificultades y soluciones para la atención integrada entre servicios sociales y de empleo. Parte 1

 

La imagen es de una presentación de Sara Buesa. En ella, plantea una interesante y necesaria reflexión: "la evolución de los servicios sectorializados o independientes hacia un incipiente conocimiento mutuo y más bien tímidas cooperaciones". De esta manera, nos acercamos a la integración entre servicios para facilitar una oferta de atención adaptada a las necesidades de las personas con alta complejidad.

En este sentido, estamos en un momento donde coexisten las tres distinciones planteadas por Sara. En Navarra hay cierto contacto entre educación y empleo, más bien sectorizadas, es decir, dando respuestas desde sus respectivas carteras de servicios. También hay un intento de integrar personal contratado por servicios sociales en los centros escolares y subvencionados parcialmente por educación. Sin embargo, no terminan de estar claramente definidas sus funciones, ni tampoco son homogéneas en el territorio foral.

También tenemos ciertos grados de cooperación entre salud y servicios sociales con miras a la integración. Esto se están materializando en dos potentes experiencias piloto en la Navarra media oriental y Occidental (áreas de Tafalla y de Estella). En ellas, se está creando una estructura que organiza y garantiza un continuo de atención.

En definitiva, parece que vamos tomando conciencia de la necesidad de complementar los recursos según las necesidades de la ciudadanía. Como dice Sara Buesa hay movimientos en la dirección de ir adaptando los “sistemas configurados al servicio de las personas, según sus necesidades reales”. Algo muy diferente a la dinámica pasada, y actual, de adaptar a las personas a los recursos que ofrecen los servicios. Ahora bien, la integración es un proceso muy complejo que pone en cuestión las maneras tradicionales de desempeño profesional y esto a veces incómoda. 

Para entender la integración de servicios, expondré una metáfora usando el ejemplo de un café cortado. Este surge de dos elementos bien distintos: el café y la leche, pero como consumidores recibimos un único producto integrado: el café cortado. En este, aparentemente, sencillo producto se intuye una relación entre profesionales que se orientan al cliente. En la imagen se aprecia una reflexión algo más descriptiva sobre atención integrada relativa a salud, pero extrapolable a otros ámbitos. En ella, se asume la necesidad de trabajar, en determinados casos, con otros sistemas y la relación diferente entre profesionales y de estos hacia los  usuarios:

Por una parte, tenemos la atención a las necesidades de las profesionales que deben operativizar la adaptación de los recursos que manejan complementados con los de sus homólogas. Por otra, a las personas que acuden a los servicios. En consecuencia, la atención integrada emerge de la incapacidad unilateral de un sistema para responder de manera holística a las carencias de los sujetos. Esto implica una deriva desestructurada entre servicios que, por separado, no logran articular una respuesta eficaz. De esta manera, podemos acordar que la atención integrada es una prestación técnica que se ofrece a las personas con necesidades de atención complejas. Se facilita de manera cooperada entre personal de, al menos, dos servicios diferentes. Así pues, la cooperación supone trabajar junto con otros para alcanzar una respuesta conjunta a las necesidades de un tercero. En ese “otros” se incluye a la persona beneficiaria como actriz principal y soberana en la toma de las decisiones que le afectan.

A partir de aquí me centraré en la integración entre los servicios sociales y de empleo.  Dicho esto, Miguel Laparra afirma: “en el ámbito sociolaboral, si no logramos entendernos bien con los servicios de empleo, pues difícilmente podremos avanzar en la inserción social y laboral de una parte importante de nuestros usuarios. Y en eso debemos reconocer que quién tiene los recursos y el saber hacer con los recursos de empleo son los servicios de empleo. Seguramente tendrán que reconocer que los que tienen la capacidad de acompañamiento, de conocimiento detallado del contexto social,  familiar, de aportar otro tipo de recursos complementarios, pues son los servicios sociales y que solo con una orientación general los demandantes de empleo, vengan de donde vengan, seguramente va a haber una parte importante que se queda en el desempleo de larga duración que cada vez son más…” 

Ahora bien, la integración necesita de una apuesta política decida y un apoyo sin fisuras de las correspondientes direcciones de los servicios. Al mismo tiempo, la implicación de los y las profesionales es imprescindible. En este sentido, ¿qué esfuerzo estamos dispuestas a hacer ante este cambio de paradigma? Se asume que nuevas formas de trabajo precisan de un periodo de aprendizaje y ajuste.

        Dicho lo anterior, he tenido la suerte de compartir las inquietudes e incertidumbres con 18 profesionales implicadas en el proceso de integración de servicios. Por ello, expondré en un par de entradas de blog 10 competencias que pueden ayudar a ello. Se trata de un proceso de formación desarrollado con la inestimable cooperación de Jesús María Elizalde. Esas competencias fueron demandadas por las propias profesionales participantes, tanto de los servicios sociales de atención primaria, como del servicio de orientación del SNE-NL

Ahora bien, una nueva manera de trabajar, si aspiramos a cierto éxito, precisa del diseño de programas de formación. Estos han de destinarse a favorecer la complementariedad de competencias de los diferentes roles profesionales. Es importante remarcar que una competencia se compone de tres aspectos: conocimientos o saberes, habilidad para poder hacer y actitud o intencionalidad de querer hacer. Por lo tanto, las formaciones han de conjugar esas tres cuestiones y orientarse a aspectos prácticos, con ejercicios basados en la propia experiencia de las participantes.

En la próxima entrada expondré más contenido de las diez competencias antes citadas.







Comentarios

  1. Buenas reflexiones. La teoría no tiene un sólo fallo. En cuanto a la práctica, para que se generalice este tipo de actuaciones de cooperación-integración entre sistemas (y no se quede en experiencias aisladas) hace falta que se asuma ese cambio de paradigma no sólo en Ss Ss, sino también en el resto de sistemas y sobre todo, en la cultura política que los gestiona. Semejante cambio de paradigma requiere de una profunda revisión de los valores que sustentan la política social, revisión y cambio que sólo puede darse a largo plazo, (suponiendo que vayamos en la dirección adecuada, que esa es otra...). En cualquier caso, gracias por poner el tema a debate. Saludos.

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    1. Así es, para que se produzca es necesario:
      1. Decisión política firme y continuada.
      2. Apoyo e impulso desde las direcciones de servicios soc. y de empleo, o los que correspondan.
      3. El compromiso de los y las profesionales.
      La experiencia en Navarra está siendo toda una aventrura, como toda realidad, con sus altibajos. En la siguiente entrada expondré una parte de lo que hemos trabajado. Lo relativo a la formación de los equipos a integrar. También es realmente interesante y difícil la creación de herramientas de triaje y valoración y su validación, además de hacerlas interoperables, la elaboración de un método de trabajo, espero poder publicarlo. En fin, probablemente el mayor reto profesional que he asumido.
      Gracias por tu comentario.

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