La herramienta de triaje de Navarra. Qué es y cómo aplicarla. Olvida, por un momento, que eres una experta
La herramienta de triaje es una herramienta diseñada para aplicarse en un máximo de diez minutos. Recoge lo que dice la persona sobre diferentes cuestiones. En función de ello, identifica tres propuestas de atención y seis alternativas de encaminamiento para informar a la persona
El 11 de octubre (2022) finalizamos el ciclo formativo (esta vez dos grupos con un total de 47 personas) en el uso de la herramienta de triaje. Este instrumento se ha diseñado en Navarra para una cuestión muy específica: identificar, por una parte, el perfil de la persona en función de su disponibilidad para el empleo. Por otra, diferentes opciones de atención de las que podría beneficiarse el sujeto triado.
El primer nivel de identificación
detecta tres grupos en la atención:
El segundo nivel, en función de la
problemática detectada, señala otros servicios. Por ejemplo:
· Dificultades con el idioma, bien por no hablar el idioma oficial o
bien por analfabetismo. En este caso propone atención desde el sistema educativo.
· Objetivos laborales poco claros, indica la conveniencia de acudir
a los servicios de orientación laboral.
· Cobro de renta garantizada o de ingreso mínimo vital durante más
de 12 meses ininterrumpidos. Recomienda la activación del derecho a la
inclusión social.
· Problemas de salud, deriva al sistema de salud.
· Discapacidad superior al 33% que afecta de manera moderada o grave
en el acceso a un empleo normalizado. Deriva a Centro especial de empleo.
· Dificultades con la vivienda. Como opciones ofrece acudir a Nasuvinsa
(Navarra de suelo y vivienda, entre otras cosas, promociona VPO, y gestiona alquileres
protegidos) o al equipo de incorporación social en vivienda.
El triaje es un acto basado en el encuentro
con la persona donde identificar de manera rápida cuál es su situación y
proponerle los servicios más adecuados a ella, ya habrá tiempo si procede de
valorar con más tiempo y detalle. Incluye trece ítems y está pensado para aplicarse
en un máximo de 30 minutos. En consecuencia, no se trata de una entrevista
estructura donde discutir y consensuar. Tampoco es una valoración en profundidad
como base para definir un plan de caso para una intervención de alta intensidad
y frecuencia. Simplemente se trata de conocer cómo se sitúa la persona respecto
a esos 13 items y poder clasificar cual es la opción de atención más adecuada,
es decir donde deben ser atendidos y por quién, las opciones disponibles. Es un
concepto más amplio que un cribado donde se identifica quien pasa o quien no
pasa a otros servicios. Es decir, si el sujeto solo recibe una información o
recurso determinado y puntual, pero no necesita de más apoyos.
Dicho esto, surgieron varias dudas.
Quiero destacar una de ellas, la “acusación” de que se trata de una herramienta
subjetiva. Acepto esa acusación como un cumplido. Efectivamente, el triaje
ofrece una “fotografía” de cómo se ve la persona valorada. Esa es su realidad.
Frente al positivismo cuantitativo reivindico el constructivismo subjetivo. Es
a partir de lo que hay, donde es posible iniciar procesos de cambio, no me
interesan los números (bueno un poco, como verificación o no en los análisis
estadísticos), me interesan los individuos que sienten, que viven, como se ven,
que necesitan, cuales son sus expectativas. Y eso, amigas mías, es muy subjetivo.
En definitiva, la manera de aplicar el triaje es olvidarnos de nuestro saber de
expertas y señalar con humildad lo que indica la persona. Tiempo habrá de poner
en marcha nuestros conocimientos y habilidades.
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