¿A qué estamos a churras o a merinas? Aportación para reflexionar sobré qué atender en servicios sociales de atención primaria

 


Comparto reflexión a partir de un artículo de las compañeras del colegio de trabajo social de Castelló que podéis leer aquí. En relación, a la nueva norma que modifica el Real Decreto que regula el IMV y sobre este hilo de twitter relativo a las "competencias" de los servicios sociales... de atención primaria en mi exposición. Cargada de desahogo, reclamación sobre nuestro objeto y cierto reproche para recordar que no somos un nivel. Comparto algunas anécdotas del estado de alarma sabedor de que vosotras tendréis otras tantas.

Aspiramos a ser el sistema de servicios sociales ¿cuarto pilar del estado del bienestar? Pero funcionamos como un nivel de atención. Asumimos, en aras del bienestar de la ciudadanía, todo aquello que otros sistemas, o servicios, por diversos motivos desatienden.

Tengo unos ejemplos para compartir con vosotras. Vaya por delante, el pasado año en julio, una vez pasado el estado de alarma, me tome tres semanas para compensar las horas trabajadas de más durante el mismo (por supuesto en ese periodo tuve que atender varios asuntos laborales). Pese a ello acabe el año trabajando 197 horas y 43 minutos por encima de mi horario. Es lo que toca, entiendo mi profesión como una especie de vocación con compromiso militante (cosas mías).

Vamos con el primer ejemplo: en un lugar de Navarra donde habitualmente trabajo... La directora de un colegio al instaurar el teletrabajo se dio cuenta de que alrededor del 40% de sus alumn@s no disponían de ordenador en casa. Tenía que repartir las tareas en papel con cierta agilidad. ¿Qué hizo?:

a)      Organizo a su personal para que se lo hiciera llegar cada uno a sus alumnos.

b)     Contrató a un servicio de paquetería urgente.

c)      Fue a la oficina de correos para que hiciera la entrega.

d)     Llamó a servicios sociales.

¡Eres una malpensada! Pero acertaste.

Servicios sociales de atención primaria repartió los sobres con las tareas. Hablé con la compañera que lo había hecho, con toda su buena voluntad y compromiso responsable con el alumnado. Le hice esas mismas preguntas. Compartí con ella, cómo estábamos y que quizá ese esfuerzo podía haberse dedicado a otras prioridades. En ese momento no lo entendió ni compartió mi reproche. Que vas a decir, ella también trabajó todas las tardes y los fines de semana. Cuestión que agradezco aquí públicamente.

Días después la misma directora tuvo la ocurrencia de darles ordenadores a esos alumnos y nos pidió ayuda a servicios sociales de atención primaria (no recuerdo si fue así, pero mi respuesta fue la que sigue a continuación). Olvido que educación tiene una partida para ello, pero chica, estando nosotras para qué vas a andar haciendo papeleo. Se puso en marcha la maquinaria, como diseño. Hacemos una campaña para conseguir ordenadores y se los damos. Me toco decir: seamos serias y realistas. Hacemos la campaña, conseguimos los ordenadores, los llevamos a la tienda, que los formateen e instalen lo programas que necesitan para hacer las tareas como alumn@s del colegio. Como es on line, necesitarán wifi ¿tendrán?

-         Concejal (notesé que la directora ha desaparecido de escena): uy, pues no sé, igual no.

-         Yo: y otra pregunta, como hipótesis, si no tienen ordenador, y les damos uno preparado ¿sabrán conectarse a la wifi y luego usarlo?

-         Yo: otra pregunta más, ¿quién paga todo esto? Y quien da el soporte al alumnado para el uso del PC. Y ahora con la que tenemos encima ¿priorizamos esto? ¡En serio!

-         Concejal: no lo había pensado

-         Yo: la directora ¿qué piensa de todo esto? ¿Sabe que dispone de financiación en su departamento para este particular?

La compañera que no compartía mi análisis del reparto de tareas escolares a domicilio desde nuestro servicio: Javier ¿te referías a esto verdad? Si, y a lo que nos puede venir. Teníamos otras prioridades. Entre otras cosas reforzamos nuestra plantilla con una trabajadora familiar más y con dos trabajadoras sociales durante unos meses. Lógicamente, tuvimos que hacer un esfuerzo para conseguir los casi 30.000 € que invirtió mi entidad ¿os imagináis que las compañeras de salud tuvieran que haber dedicado su tiempo a buscar financiación? Impensable ¿verdad? Pero algo habitual es servicios sociales ¿no?

Segundo ejemplo: en otro lugar de Navarra cuyo nombre recuerdo perfectamente, también allá por los tiempos del confinamiento domiciliario (era en abril de 2020) una persona, de una etnia determinada y perteneciente a una familia tildada de problemática, acude a la farmacia. Pidió un jarabe para la tos, desconozco si se lo vendieron. Lo que sé es la historia que os relato. La farmacéutica, preocupada por la salud pública, una vez abandonó la persona su establecimiento, se puso en contacto con … no, con el centro de salud, no. Llamo a la persona que ostenta la alcaldía  para contarle lo que le acababa de ocurrir y que hiciera algo. Este llamo a la persona del pleno concejala de servicios sociales que se puso en contacto conmigo para que fuera a verificar si tenía síntomas de Covid:

-         Yo: por supuesto, (modo irónico) necesito una bata, un termómetro, un fonendoscopio… y si a la persona le parece bien que le tome la temperatura y le ausculte las vías respiratorias, si noto temperatura alta (esto es objetivo) o un gorgojeo en los pulmones (esto no sé muy bien qué será, imagino que ¿algo parecido al ruido del agua cuando echas los espaguetis para cocer?). En fin, en ese caso ¿qué hago?

-         Concejal: pues avisar al médico ¿no?

-         Yo: y ¿por qué no lo ha hecho la farmacéutica? En su profesión está familiarizada con esas cuestiones.

-         Concejal: no lo sé, pero puedes ir.

-         Yo: ¿a verificar el estado de salud de alguien? No, para eso están los médicos o las enfermeras.

La conversación siguió y parece que se convenció…

Tercer ejemplo, me llaman varias personas para gestionar: pensión de viudedad, de jubilación y otras gestiones con la seguridad social, más adelante vendría el IMV. La compañera de la Seguridad Social les decía que se pusieran en contacto con el servicio social que ellas estaban en teletrabajo. En atención a la ciudadanía, estaba el viernes hasta las 19:00 h (y todos los días durante el confinamiento, incluido festivos), recuerdo ese viernes con una hija que había perdido a su padre y tramitando la pensión de viudedad para su madre.

Compañera funcionaria: mire, usted no lo hace y le pagan para eso y nosotras, fuera de horario, tenemos que hacer su trabajo y el nuestro claro, ya vale ¿no?

Podría seguir, creo que para ilustrar es suficiente. En esos días, estábamos locas con dar comida, pañales, ayudas de emergencia, valoraciones sociales urgentes para acceso a prestaciones con carácter excepcional. Me paraba la policía, nunca me llegaron a pedir el certificado, veían mi coche lleno de cajas (en teoría no puedes llevar esa carga en el asiento de atrás). Era una situación excepcional y apechugamos todas.

De vuelta a la normalidad, no todo vale en aras de la ciudadanía. Cada uno tenemos unos saberes, una encomienda, unos recursos, unas técnicas y unas habilidades que hemos de poner en marcha, ahora sí, en beneficio de la población. Cada cual con su aportación. Quiero apelar a la actitud y a la responsabilidad. Recuerdo el eslogan del día del trabajo social para este año “Ubuntu: soy porque somos”. Nosotras solas no podemos responder a todo.

Gracias a todas las que estáis en primera línea, dándolo todo. El acompañamiento social incluye el apoyo en la gestión de prestaciones. Ahora bien, de ahí a ser una sucursal del SEPE, la Seguridad Social, Educación, etc. En fin, todo es hablarlo y hacer convenios que permitan establecer prioridades o financiación que nos permita asumir nuevas responsabilidades.

¿Os animáis a incluir alguna anécdota?

Comentarios

  1. Te contaría cientos de anécdotas, pero no lo hago, que me deprimo... Lo cierto es que, por acción y por omisión, hemos ocupado el papel de "cubo de la basura" en la política social durante demasiado tiempo. Hace mucho que la situación se cronificó y alienados por las contradicciones que ese papel nos ha supuesto, somos incapaces de salir de él. Creo que no hemos reflexionado lo suficiente cómo hemos llegado a ello. Cuando lo hagamos, tal vez podamos tomar alguna decisión al respecto, que para mí no tiene más que dos salidas: asumir y aceptar de verdad ese papel residual y organizarnos en función del mismo, olvidando el resto de funciones y tareas que podríamos desempeñar..., o realizar un cambio y dejar de hacer esas tareas que consideramos impropias para desarrollar las demás. Mientras, no nos queda otra que seguir navegando entre la frustración y las contradicciones, con el único respiro del derecho al pataleo. Saludos, compañero.

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    1. Dos opciones, y entre medio ir poco a poco a lo que señalas. Un poco frustrado, otro poco enfadado, pero con ganas de intentar cambiarlo.
      Gracias por comentar, me quedo con ganas de leer alguna de tus anécdotas con Wang.

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  2. Excelente. Tenemos cientos de anécdotas las que hemos estado en primera línea. Lo cierto es que son las jefaturas las que tienen que decir que no, defender las competencias y hacernos valer. Tiene que negociarse a alta altura, y no realizarse acciones a nivel micro, donde facilitar el acceso al resto de sistemas es a mi entender, una competencia más y la población más indefensa necesita ese acompañamiento y no que la ts le diga " eso no me corresponde" y se sienta contra el muro de la burocracia. Pero es fundamental la negociación entre departamentos o concejalías que dejen claro las incumbencias. Para eso necesitamos jefas trabajadoras sociales, que sepan claramente sus competencias y que las defiendan fuertemente frente a los.otros, sin estar todo el tiempo queriendo demostrar que servimos para un roto y un descosido. Asumir la profesionalización de la profesión , con el empuje de los colegios y el consejo para ello. Es mi.modo de verlo. Un abrazo compañero!

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    1. Hola Karina. Efectivamente las jefaturas tienen una parte, los colegios y nuestras responsables políticas también. Ahora bien, nosotras hemos de tener claras las prioridades. Una cosa es acompañar y ayudar a personas en su proceso y otra ser una oficina delegada de otras entidades. Ahí es donde planteo reticencias. Las carteras de servicios sociales de atención primaria están definidas, al menos en Navarra. En mi opinión, esa debe ser la prioridad. Dedicar un técnico de los SS.SS. a rellenar una solicitud, o varias, de otros servicios con el argumento de sobrecarga me parece un tanto interesado. Además, carecemos de acceso a bases de datos para informar de la singladura de esas prestaciones. En mi experiencia, antes en la seguridad social podríamos preguntar directamente sobre determinadas gestiones que habíamos iniciado pero desde hace dos años ni eso. En fin, como señalas, no valemos para un roto y un descosido. Tenemos un encargo claro, defendámoslo y a por el empuje.
      Gracias por tu opinión compañera.

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